miércoles, 19 de noviembre de 2008

El niño con limitaciones auditivas

Cómo ayudarlo positivamente en su desarrollo educativo

¿Alcanza solamente con la buena voluntad y el amor que el maestro intente darle?¿Cómo debería conducirse el maestro con este tipo de niños?¿Cómo ayudar al pequeño con limitaciones auditivas a socializarse con sus compañeros oyentes? En la escuela primaria son muchos los temas y las materias que el niño tiene que aprender por lo que es muy importante instalar desde el primer día un cuaderno de comunicaciones para el maestro especial de apoyo y para los padres, de manera que ellos también puedan ir interiorizando con anticipación al pequeño acerca de los temas que serán dictados en clase. Es aconsejable que los maestros de estos niños graben previamente en un cassette para el alumno los puntos más importantes de los temas que se dictarán en clase. De esta manera se logra un intercambio asiduo con el fonoaudiólogo de apoyo, quien en general se adelanta a los temas grabados por el maestro, y aumentando el volumen de la reproductora, el niño tiene la posibilidad, por medio de la audición, de acceder por sí mismo al tema. Es muy positivo que, en clase, el alumno hipoacúsico se siente en la primera fila y al lado de un compañerito que tenga buena letra, pues de este modo podrá ir copiando todo lo que no pudo aprehender por medio de la audición. En cuanto a la socialización, si el niño no presenta problemas emocionales se podrá hablar abiertamente con el grupo sobre los significa tener una limitación auditiva, y se intentará estimular al alumno a que inicie un intercambio para que, paulatinamente, pueda responder a las preguntas de sus compañeros. Para lograr este vínculo es necesario que el docente ordene la clase de manera que las preguntas que se realicen sean formuladas de a una por vez y en un ambiente silencioso. Si se logra este modelo de vínculo comunicacional en el aula, durante los recreos el niño no tendrá mayores problemas pues sus compañeros ya sabrán cómo hablarle. Lo mejor para cualquier niño es hablar sin tapujos sobre lo que le sucede. Para un alumno que sufre de una limitación sensorial, decirle a sus compañeros “no hablen todos a la vez porque no entiendo nada” es una forma de asumir el problema y de evitar futuros trastornos emocionales. Poco a poco el niño hipoacúsico se irá integrando a sus compañeros durante los recreos y elegirá participar en juegos que requieran de dos o tres participantes. En grupos pequeños entenderá las consignas del juego y sabrá cómo implementarlas. Es importante recordar que este tipo de niño, por no poder acceder a la inmediatez del lenguaje, utiliza su cuerpo como vía de expresión y en ocasiones hace una descarga motriz más intensa y violenta que un niño oyente. Los conflictos psicológicos pueden ser más frecuentes en los hipoacúsicos leves que en los niños con sorderas graves ya que estos últimos, por no haber tenido nunca acceso al sonido, no añoran ni envidian algo que han perdido. El hipoacúsico leve, en cambio, se siente más cerca del oyente, y su deseo de emularlo lo hace competir con él.

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